¿Sabías que…?
La espuma de baja expansión es un elemento fundamental en la extinción de incendios en depósitos y tanques de combustibles líquidos, y así se muestra en las distintas normas y reglamentos para la protección de este tipo de riesgos.
Ante un incendio, su efecto se puede resumir en tres:
- Crea una capa que permite aislar el oxígeno del combustible.
- Esta capa permite el abatimiento de vapores.
- Se produce el enfriamiento de la zona protegida.
Generalmente, su aplicación en depósitos se realiza mediante cámaras de espuma para depósitos de techo fijo y flotante. En algunos casos en los que no existe techo, se puede aplicar la espuma directamente de forma manual o automática desde la parte superior o directamente desde el exterior, mediante el uso de lanzas y monitores. Este último caso se puede dar, por ejemplo, cuando el sistema fijo ha sido dañado por una explosión en el propio depósito o en sus inmediaciones.
Para su correcta implantación, se deberán usar normas de reconocido prestigio, como NFPA11 o EN13565-1, que cuentan con los criterios necesario para su diseño, instalación, puesta en marcha y mantenimiento.
Además, de lo anterior, otra opción puede ser el uso de espumas autoexpandibles, que no necesitan agua en su aplicación. En este caso, la aplicación se realiza normalmente mediante boquillas lineales.
Referencia.